Reflexiones y perspectivas #2: La mentira de los viajes o la insistencia del «deber»

La cuestion del deber

Me ha pasado, y seguramente a otrxs también que a la hora de buscar información, lectura digital o simplemente caminando por las calles del google street sobre algun lugar que interesa para conocer nos topamos constantemente con artículos que hacen alusión al deber. ¿A que me refiero con esto? Se trata de aquellos que nos regalan títulos como «test: a que país debes viajar de acuerdo a tu personalidad», «lo que debes ver en tu viaje a Europa» «porque debes viajar cuando eres joven», «porque debes viajar al menos una vez solo en tu vida», «10 cosas que debes saber antes de viajar como mochilero», «lugares a los que debes viajar si quieres comenzar de nuevo» o «los 10 sitios que debes conocer en …(año que corresponda)». Y ya en el cuerpo del escrito en cuestión, es posible leer enunciaciones como «Viajar con la mochila a la espalda es una experiencia que al menos debes experimentar una vez en la vida» o describir al viajar como una forma de «conocerse a sí mismo», cliché viejo y conocido.

No se trata de hacer un juicio peyorativo sobre estas publicaciones sino poner el acento en algo que tiene que ver con cierta tendencia que se repite. Esta a la vista que, seguido a «viajar», la palabra «deber» aparece en todos los títulos y la mayoría de las veces en el desarrollo de los artículos hace las veces de imperativo categórico, una condición sine qua non para que «suceda» aquello que se busca o se intenta convencer (porque no vender) o que posibilite su acceso. Entonces en un artículo ese «deber» aparece camuflado en la descripción del viaje como «un escape para aplicar el borrón y cuenta» como «única solución», apareciendo como discurso imperante el «ahora o nunca», «no pierdas más tiempo», o hasta promesas: «mientras viajas solo, siendo totalmente responsable de ti mismo, ¡es inevitable que descubras cuán capaz eres!» (no necesariamente…) Se trata de ideas generales a las que tranquilamente se puede refutar una a una si nos posicionamos desde un pensamiento subjetivo. Sabemos que no hace falta recorrer mil kilómetros para «conocernos a unos mismos» como también que un viaje por más placentero que sea no puede pensarse en términos de condición para el «borrón y cuenta nueva», pues el «mambo» acompaña a todos los rincones de cada persona, vaya donde vaya.

Reflexiones ¿Es todo una falacia?

Volviendo al título, ¿será que esas ganas de viajar, los diferentes sentimientos y sensaciones que vienen a uno al recordar un viaje realizado o las expectativas y adrenalina que experimentamos al planificar uno sean parte de una vil mentira? ¿Será una cuestión tan simple de blanco y negro? o ¿será que ese «deber» o la palabra que lo represente condense otros análisis posibles?

plaza Botero, Medellín

Sistema, consumo y turismo van de la mano

Entiendo que la aparición de enunciados de ese tipo no es particular de los sitios de viajes y turismo sino que es algo más global que acontece en las diferentes esferas de participación humana. Es decir que forma parte del discurso de un sistema y trata de adaptarse al mismo. Sistema que al intentar reducir al máximo la concepción social hasta encontrar la individualidad ha ido moldeándose en base a sus necesidades a lo largo de la historia donde el turismo, siguiendo a Alfredo Dachary, «se transforma y adecúa en la lógica del sistema, por lo que su papel dentro del mismo va cambiando y cada vez tiene más presencia en la medida que el modelo va pasando de la sociedad del trabajo a la del ocio, de la producción al consumo.» El artículo de Dachary es interesantísimo para conocer la historia del turismo y poder apreciar los diferentes cambios que fueron ocurriendo a lo largo del globo influyendo en ésta área absolutamente relacionada con el devenir económico a nivel mundial.

Barcelona, de las ciudades más asediadas por el sobreturismo

No creo que aquellos títulos tengan intención de faltar a alguna «verdad» sino que comparten una idea como receta universal donde no aparece un cuestionamiento a lo que hace creer al lector (consumidor) que aquello que le falta constitutivamente como sujeto es equivalente a un objeto (o experiencia) que puede encontrar en el mercado.

Perspectivas. Qué hacer con el «sobreturismo»

El concepto de consumo es de suma importancia para esto y es en un articulo para Yorokobu, donde Enrique Alpañés habla sobre el «sobreturismo» y sus consecuencias nefastas que genera el turismo desaforado, entre los que destaca «la degradación ambiental, el aumento en los costes de vida y el empobrecimiento cultural». Describe inquietantes números estadísticos: «En 1950 se producían 25 millones de viajes al año. En 1996 se contabilizaron 560 millones. En 2016 esta cifra se dobló, llegando a los 1.200 millones de viajes. La industria ha crecido hasta límites mastodónticos, convirtiéndose en el negocio más productivo del planeta. Una de cada 11 personas en el mundo trabaja en turismo y viajes, un sector que genera más de siete billones al año, el 10% de la riqueza mundial.» Con ello queda claro que el turismo desde hace ya bastante puede ser considerado un bien de consumo, sin más.

postal típica del Louvre, muchas cámaras apuntando a la conocida obra de Da Vinci.

Ana Iris Simón escribe que «es muy cansado que no paren de responsabilizarnos como individuos y consumidores de lo que realmente ha provocado y está provocando un modelo económico y de producción insostenible» y seguramente economístas y sociólogos puedan tener mas respuestas o propuestas. De hecho alcaldes de algunas ciudades ya han tomado cartas en el asunto limitando el ingreso de turistias a ciertos monumentos, cerrando por determinado tiempo la entrada a sitios o parques o prohibiendo la construcción de nuevos espacios destinados al ocio en centros históricos.

Reflexiones finales

Por parte de este bloguero que escribe una opinión, creo que no se trata de dejar de viajar y conocer, mucho menos de dejar de escribir de acuerdo a nuestros intereses (sin ir más lejos lo que más quisiera hacer a la hora de culminar esta cuarentena casi mundial es volver a visitar alguna cascada, la de los pizarro tal vez o conocer cualquiera de las otras que hay cercanas a mi ciudad), pero por lo pronto sería interesante poder interpelarse respecto a esos «deberes» impuestos que son a los viajeros lo que un nuevo producto de TV al comprador compulsivo. Ser parte del sistema de oferta y demanda nos deja siempre al borde de la delgada línea donde ir de aquí para allá puede encontrar a uno y «sin darse cuenta» tomando algún tour por alguna favela brasilera, sacarse fotos con niños africanos o montarse a un elefante asiático, otra vez «sin darse cuenta» de que el mayor propósito no es la conexión en sí o el conocimiento cultural, sino la publicación de la actividad en las redes y sin poder siquiera cuestionarse para qué o para quien va ese «disfrute». Talvez apuntando a una ética personal y a interrogarse en los puntos de contradicción que surjan de su actuar, uno pueda empezar a pensar la posibilidad de que «viajar» no siempre tenga que estar relacionado con «conocerse» o alcanzar la «plenitud» sino una de las tantas formas de transitar, sin tanta pompa pero con más tranquilidad, y de esa manera tener más posibilidades de saber hasta que punto se le hace el juego o no al sobreturismo.

vista de San José, en Costa Rica. Uno de los países pioneros en buscar el turismo sustentable

Por lo pronto en varios sitios se han propuesto diferentes ideas, para evitar caer en las distintas «trampas para turistas«, de las que destacan la oferta de ciudades cercanas a las que reciben masivas visitas, pero con atención local u otras ciudades lejanas pero con algún tema llamativo en relación (ruinas arqueológicas, playas, montañismo, etc.). Apuntan a animarse a elegir un destino poco conocido por sobre uno con muchos visitantes, o las ya nombradas medidas tomadas por algunos gobiernos que invitan a turistas a decidirse por otros sitios.

links de interés respecto a este tema:

El turismo: ¿un modelo funcional al capitalismo?

11 comentarios en “Reflexiones y perspectivas #2: La mentira de los viajes o la insistencia del «deber»

  1. Avatar de DosViajando

    Muy buena reflexión 👏 una entrada muy interesante que todo el mundo «debe» leer 🤣 en serio, de acuerdo totalmente.

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    1. Avatar de consejoalviajero

      jajaja genial. El deber de alguna manera está presente siempre. Saludos!

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  2. Avatar de vagandopormundopolis

    El deber ya por si es una imposición, algo obligado, uno debe de ir al trabajo, debe ser respetuoso, etc pero si se refiere al ocio» debería «ser una sugerencia, ya que el ocio es libertad, disfrute, pasarlo bien, se puede sugerir pero imponer como un deber. Un viaje es una vivencia, algo subjetivo, puedes contar tu experiencia y sugerir cosas que tu has hecho, dar ideas pero ahí queda. Tienes razón no se porqué se emplean esas palabras tan rotundas más cercanas al marketing y al seo que a otra cosa. Un abrazo y cuídate

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    1. Avatar de consejoalviajero

      Así es, creo que va por la nacesidad de «clicks» (tiene un nombre conceptual que no recuerdo). Coincido con los que escribis. Saludos!

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