Post-pandemia: El Nuevo Turismo ¿es posible?

Lo que la pandemia está dejando

El hecho es que, en un comienzo, la pandemia había desatado una catarata de comentarios e ideas que hablaban de un nuevo porvenir asentado en el respeto y una humanidad mucho más empática y consciente. Como si esto que a nivel mundial nos afecta produciría un efecto de alarma que nos haría recapacitar sobre miles de variables en la que somos responsables, con la posibilidad de integrarlas de algún modo a nuestra síntesis diaria. Pero pasado el tiempo, esos primeros buenos (y sesgados) augurios han ido mermando, mostrado otros mensajes que van desde el fastidio, agobio, cansancio, enojo, negación y desesperanza graficados en gran parte en memes que comparan justamente el comienzo de la pandemia y la extensión de esta.

Conseguí el mejor precio en alquiler de autos en DiscoverCars.com

Para la moayoría, el pasaporte estará guardado por un tiempo

Cabría preguntarse si la misma dicotomía puede llegar a presentarse a la hora de pensar una actividad, hoy en día tan natural, como el turismo. Es decir, si un nuevo turismo, dada las circunstancias pueda llegar a ser más consiente respecto, por ejemplo, al impacto de huella ecológica o el mantenimiento de ciertos lugares que llamen la atención de potenciales visitantes. O solo se trata de una idea esperanzadora que con el correr de los meses quedará en un buen intento que la oferta y demanda destrozará en poco tiempo. Esto puede dar lugar tanto a pros y a contras. En los últimos años, por ejemplo, en aviación ha habido al menos dos sucesos que promovieron grandes cambios en los protocolos generales de vuelos. El primero en 2001 con el atentado a las torres gemelas, que, entre otras cosas, provoco cambios en relación con las puertas que separan a pilotos del resto de la tripulación. Pero esas mismas consignas debieron ser modificadas cuando años mas tarde fue un piloto (co-piloto en realidad) el que decidió estrellar la aeronave en los Alpes franceses.

Sin ir mas lejos, las buenas noticias de que ciertos animales habían vuelto a los canales de Venecia ya pueden quedarse como un buen respiro ya que en la medida de que muchas ciudades turísticas abrieron sus puertas a la “nueva normalidad” fueron sorprendidas con que, lo nuevo venía con muchas mañas viejas, como ser la muchedumbre.

La alternativa del turismo local

Por la pandemia se proponen nuevas alternativas y aparece el turismo local o regional como una opción en contraste con viajar en avión a lugares lejanos. Sin embargo, la buena nueva no es garante para festejos puesto que, según afirma Corinne Le Quéré (científica climática de la Universidad de East Anglia en Norwich, Inglaterra) “La caída de las emisiones que experimentamos durante el COVID-19 es temporal y, por lo tanto, no hará nada para frenar el cambio climático” Agrega que “A largo plazo, los cambios masivos, pero temporales, en el comportamiento causados ​​por COVID-19 no cambiarán nuestra trayectoria actual de calentamiento.” Y se esperanza con que “…los planes de recuperación económica a gran escala ofrecen una oportunidad para promulgar políticas amigables con el clima , como invertir en tecnologías bajas en carbono, que podrían evitar el peor calentamiento”

La idea de promover el turismo local es interesante pero no nueva. En México desde hace unos años se ha incrementado el periplo interno debido entre otras cosas a las hostilidades recibidas desde su vecino del norte, principal destino de los mexicanos.

Subiendo al Cerro San Javier. Tucumán.

Es posible plantear la idea de que la idiosincrasia también se juega a la hora de la realización de ciertas actividades o aficiones. En ese sentido, y por citar un ejemplo que permita de comparación, seria complicado dar una respuesta sencilla de porqué en países como Brasil, México o Argentina el fútbol es el deporte mas popular mientras que en Venezuela es el beisbol. De la misma manera, en las ultimas décadas, se informa que la cantidad de ciudadanos chilenos que realiza viajes al exterior se ha multiplicado a números impensados. Sin embargo, históricamente se ha solido destacar las facilidades que tienen los viajeros argentinos para adaptar su bolsillo a diferentes ofertas turísticas.

Postal de senderos patagónicos.

Un ejemplo concreto de ello es la oferta de un paquete similar al de tiempo compartido donde a ciudadanos argentinos y canadienses lo ofrecen a un precio significativamente inferior que a personas de otras nacionalidades. Esto último viene a cuento de una situación personal en la que el vendedor de aquel paquete nos explicó que esto se debía a que los análisis estadísticos que ellos tenían habían determinado que, por lo general, los argentinos y los canadienses no destinaban sus horas de vacaciones para estar encerrados en un hotel 5 estrellas, mas alla de que sus comodidades y servicios estén incluidas en lo pagado, sino que además de aprovechar las utilidades del hospedaje en cuestión, salían de excursión y compras, consumiendo y ensuciando menos en el establecimiento, que provocaba una disminución en el gasto de insumos del mismo. A diferencia de lo anterior, el vendedor nos mostraba que la gente que estaba consumiendo cerveza en la pileta del hotel eran ciudadanos de Alemania y EEUU, que solían pasarse todo el día realizando la misma y única actividad.

Rio Limay en Neuquén

De igual manera, en la década pasada Argentina como muchos otros países pusieron mucho ímpetu en promocionar el turismo interno en un intento por vehiculizar recursos económicos en esta área que por oferta – demanda provocaba el éxodo turístico a otros lugares de Sudamérica, Europa y Asia. Esto se debe a que, como bien lo describe Ivan Murray “El turismo funcionó como solución a la crisis de 2008. En 2012 se superaron los 1.000 millones de turistas internacionales; el año pasado hubo 1.400 millones. Los procesos de turistificación se extendieron por todo el planeta, aunque de manera desigual, y se extendieron las dinámicas de mercantilización turística hacia nuevos ámbitos como la vivienda. Eso atrajo a los capitales financieros, que han ido cobrando protagonismo en la acumulación de base turística. La pandemia ha mandado parar y el turismo global es el Lehman Brothers de la crisis del covid-19. Los escenarios de incertidumbre hacen que sea prácticamente imposible reactivar el ciclo turístico, ya que este requiere hipermovilidad y aglomeración.”

El Turismo. Icono del Siglo XX

Por ello es por lo que para entender el presente es necesario tener conocimiento de aquello que aconteció en el pasado, de manera que podamos tener herramientas que, si bien no nos permitirán predecir el futuro, nos podrán alertar sobre situaciones ya conocidas por la experiencia. O al menos no sorprendernos de que sucedan. De hecho, el mismo Murray redobla la apuesta respecto a lo que podría acontecer en el futuro entendiendo que “Esta pandemia no ha hecho más que precipitar una situación que se iba a dar en un momento u otro, y debería interpretarse como una señal de alarma y como un ensayo de los tiempos que están por venir. El turismo, tal como lo conocemos, puede que quede como una pieza de museo de las extravagancias del siglo XX.”

Icónica vista de Iruya

Pero en otros tiempos el turismo ha sido captado de otra manera, de hecho, ni existía como lo conocemos hoy. Desde hace unos años he tenido noticias de personas que a la hora de casarse no solo viajan al exterior, sino que previamente las “despedidas” de soltería implican ahora a grupos de amigos que realizan al menos una escapada de fin de semana. Me viene el recuerdo de mis abuelos paternos que fueron de “luna de miel” al sitio turístico por excelencia de la provincia: Tafí del Valle. Sin embargo, y más allá de las posibilidades, mi abuela nunca en su vida cruzó los márgenes que separan a la provincia de las otras. En conversaciones con ella, entiendo de que tampoco surgía esa necesidad ni anhelo por hacerlo. Como escribí en una entrada pasada, el turismo ha ido modificándose a lo largo del último siglo, de la mano del mercado y la globalización que no solo lo hicieron posible, sino que lo estimularon. Sin ir más lejos “El turismo es la tercera categoría de exportación más grande del mundo (después de los combustibles y los productos químicos) y en 2019 representó el 7% del comercio mundial”, así lo afirma Guterres, Secretario General de la ONU.

Raco. Tucumán.

También agrega que debido al Covid-19 “la caída de los ingresos ha provocado un aumento de la caza furtiva y la destrucción del hábitat en las áreas protegidas y sus alrededores, y el cierre de muchos sitios del Patrimonio Mundial ha privado a las comunidades de medios de vida vitales”, lo cual si bien posiblemente sea cierto, también es pasible de postular la idea para una reflexión, ya que justamente, eso muestra que muchas comunidades se han visto dependientes de esta actividad, sin poder apostar a otras, siendo que en muchos casos, se trataba de pueblos que han subsistido siglos sin necesidad del intercambio comercial como lo conocemos hoy. Claro está, que en esos cambios también se ha modificado su acceso a los recursos que antes les permitieron perdurar sin necesidad del turismo. Noticas al respecto sobran relativo a la perdida de hábitat de familias que viven en la amazonía. Coincide con este pensamiento el ya citado Ivan Murray quien plantea que “el turismo moldea nuestras sociedades, se ha convertido en uno de los principales agentes de la globalización”.

El protagonismo económico

La aparición de la pandemia a provocado que el foco se ponga en el turismo interno, porque claro, esta actividad que mueve un gran porcentaje de la economía mundial no se puede cambiar de un año a otro sobre todo, porque ha atravesado en pleno la cotidianeidad de las personas que, en la planificación de su año, destinan buen tiempo en pensar donde destinar sus días de descanso. La globalización también ha hecho de las suyas, porque la verdad que, en los últimos años, dadas las facilidades para hacerlo, mucha gente a preferido viajar al exterior, mientras gobiernos y municipios han intentado promover la visita a sus ciudades a modo de canalizar algo de ese flujo de gente que desembarca mas que nada en grandes ciudades.

una interesante reflexión.

Habría que ver si surge una sensibilidad respecto a la otra cara de la llegada del turismo, poniendo el foco en la preservación, ya que como plantea Julio Gambina “La amenaza ambiental es el modelo productivo sustentado en energía no renovable y con objeto de ganar y acumular, puesto en evidencia con la pandemia del coronavirus”. Si no, la atención seguirá centrada en variables económicas como pareciera ser el caso de Maksim Soshkin, del Foro Económico Mundial quien refiere que Los amplios recursos naturales y vida silvestre de Latinoamérica serán claves para su recuperación y son factores que atraerán a viajeros. Habría que poner el foco en la infraestructura de las áreas fuera de las grandes ciudades, porque la gente va a querer viajar a las zonas rurales” Es necesario que la descentralización del turismo de las ciudades al campo este acompañada de infraestructuras que sean respetuosas con aquello que hace único al lugar, que justamente, nada tiene que ver con la masificación.

Balneario público El Brete, en Posadas (Misiones)

Así mismo “Una recomendación del Foro a los países de Latinoamérica y el Caribe en su informe es dedicar este tiempo a revisar sus proyectos de promoción turística y forjar un mejor sector en el futuro, como buenas comunicaciones aéreas, cruciales para la competitividad de los viajes en Latinoamérica.” Siguiendo sólo esa nota, el foco esta puesta en lo económico. Pero en ningún momento se plantea una reflexión profunda sobre el aspecto central del turismo que es el consumo.

¿Es posible un turismo más ecológico?

Poner el foco en la necesidad de prestar atención en la preservación de la naturaleza no es un capricho. Con solo prestar atención a lo que los especialistas vienen explicando hace años respecto al calentamiento global, los cambios que ya se están viendo en el comportamiento del clima y sin ir mas lejos, en los últimos incendios que han acaecido en los últimos meses en el mundo y en Argentina muestra que hay motivos suficientes para, primero preocuparse, y luego, ocuparse. Además, la naturaleza es de lo primero que ofrecen las empresas a la hora de vender un paquete: “La Argentina cuenta con una gran cantidad de destinos que se caracterizan por su extraordinaria belleza natural, algunos poco explorados. La etapa post pandemia y las propuestas que hemos preparado constituyen una oportunidad valiosa para que los viajeros argentinos puedan viajar dentro del país y descubrir o volver a visitar hermosos paisajes nacionales” apuntó Paula Cristi, gerente de Despegar quien cuando expresa que existen destinos pocos explorados, habría que agregar que por ende, también están poco degradados. Sin lugar a dudas uno de los problemas mas importantes al respecto tiene que ver a la larga con la superpoblación humana, pero ese rollo implica, me parece, reflexiones más profundas que exceden al planteo más concreto al que apunta este escrito. En ese sentido, un artículo del diario Norte destaca al ecoturismo como “la esperanza” en tanto su premisa es “es realizar un turismo con respeto hacia el ambiente. A través de instrumentos como la interpretación en la naturaleza se incorpora el conocimiento en la experiencia de la visita para resignificarla».

La denominada Interpretación del paisaje natural, es esencialmente un proceso de comunicación a través del cual se vincula al visitante con los recursos naturales del área traduciendo significados y evidencias de procesos naturales que, por sí solo no podría realizarlo. De esta manera al comprender el funcionamiento del ecosistema en forma integrada y no según sus elementos aislados, se tiende a formar conciencia de conservación”

En definitiva

Dado el caso, el 2021 probablemente sea un año donde el turismo interno o local tenga una revancha pocas veces vista en relación con ser elegido como destino turístico. De todas maneras, eso no quita que haya chances de que no todos los casos estén debidamente preparados para ofrecer servicios básicos para los visitantes. Pero no solo los servicios, sino también, la infraestructura necesaria para mantener aquellos atractivos.

Vista de Posadas desde Encarnación (Paraguay)

Coincidiendo con Dawn Hollis “me gustaría poder marcar el año 2020 como el comienzo de un cambio gradual para alejarnos de la suposición de que cada paisaje natural y cada cumbre de montaña necesita ser experimentado de forma presencial” pero si bien tengo el mejor de los pensamientos respecto a la intención de las personas, me da la sensación de que si no fuera por el impacto del Covid 19, y más allá de muchas ONGs que bregan por el cuidado del medio ambiente y cambios necesarios en el turismo pasivo o de consumo, hubiera sido casi imposible que en tan corto tiempo se planteen ciertas modificaciones que incluyan entre otras características, la disminución de la cantidad de visitantes permitidos para un lugar particular o protocolos sanitarios. De hecho, lo de la cantidad de personas permitidas es algo que ya se ha estado practicado en sitios de mucha demanda como Machu Picchu. Pero ¿cómo vendrá la mano en rutas menos transitadas y con menos recursos como el norte argentino? Por citar un ejemplo. Miradores, ríos, senderos y lugares de acampe aguardan expectantes a saber si podrán resistir sin ser degradados por las masas que ahora reposan sus ojos temporariamente nacionales. Esto no hace más que agregar un ejemplo descriptivo de aquello que en las últimas décadas ha generado el turismo, mas que nada centrado en la ganancia, a costa de la deforestación, contaminación y oferta descontrolada. Un ejemplo de lo último es lo que el montañista Sebastián Álvaro define como la “la industrialización del Everest” quien mientras explica las variables que han ayudado a que disminuya significativamente las posibilidades de morir en el intento de llegar a la cima, denuncia una “maquinaria de comercialización del ascenso” del mismo.

Tafí del Valle. Tucumán.

Por eso surge la cuestión sobre las posibilidades reales que esto que ha acontecido obligue a todas las comunidades a repensar el modo de ofrecer un servicio turístico y también a todos a pensar y reflexionar sobre las formas de acceder, disfrutar y consumirlo que permita la preservación de aquello que nos convoca, que produzca menos impacto de huella ecológica y que sea más respetuoso con las otras formas de existencia con las que convivimos a diario, denominadas flora y fauna. O simplemente será cambiar el plan A de viaje por el plan B, mas cercano a casa, pero repitiendo todas y cada una de las conductas que han llevado a que sitios paradisíacos a lo largo del mundo estén hoy en día en un proceso de colapso ambiental que precise de muchísimos años para recuperarse.

Una leve sensación pesimista me acompaña en relación a las dos posibilidades planteadas, pero espero estar equivocado.

Fuentes

https://www.rci.com/pre-rci-es_ES/discover-rci/what-is-timeshare.page

https://www.elsaltodiario.com/turismo/ivan-murray-turismo-global-lehman-brothers-crisis-covid19

https://theconversation.com/is-it-time-to-stop-climbing-mountains-obsession-with-reaching-summits-is-a-modern-invention-144748#

https://www.elsaltodiario.com/turismo/ivan-murray-turismo-global-lehman-brothers-crisis-covid19

https://elpais.com/ciencia/2020-08-28/cada-vez-es-mas-facil-subir-al-everest.html#:~:text=Cada%20vez%20es%20m%C3%A1s%20f%C3%A1cil%20hacer%20cumbre%20en%20el%20Everest,doblarse%20en%20los%20%C3%BAltimos%20a%C3%B1os.

https://www.infobae.com/turismo/2020/07/16/turismo-post-pandemia-las-claves-de-recuperacion-en-latinoamerica-segun-los-expertos/

https://news.un.org/es/story/2020/08/1479432

Deja un comentario

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close