La época de carnaval
Llega febrero y asoman festejos tradicionales de carnaval. La opción es variada para unas mini-vacaciones y, dada las coordenadas geográficas de partida, la cercanía a los valles seducen con una escapada a Amaicha del Valle, Cafayate o buscar espacio en los pintorescos y concurridos carnavales de Jujuy. Pero por cuestiones que no vienen al caso, la «onda» andina es obviada en esta ocasión y decidimos por apuntar al otro norte, litoraleño y (también) caluroso. Las capacidades llenas y la multitud abruman la decisión pero logramos hacer hueco a nuestro interés.
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Buscamos, más que nada, un lugar donde podamos disfrutar de los días feriados, disponer de tranquilidad y algún «servicio» ofrecido por la naturaleza, en este caso, claro está para nosotros: un río. «Vamos a Posadas» dice uno, otro argumenta «y… tiene río y está al frente de Encarnación así que también se puede ir a conocer», «he leído que es tranquilo y los hospedajes más económicos que en otros lugares cercanos. Y no deja de ser una capital así que tiene bocha de servicios» añade un tercero y no hay más argumentos al respecto. La poca distancia entre la elección sede de descanso y fechas elegidas impide conseguir precios razonables de vuelos, por lo que apostamos al viaje de 17 horas en micro y las 12 cuotas sin interés para «bancar» la parada. El mate, películas en el celular, libros y unas literales «galletas locas» van a ser de gran ayuda para transitar el largo camino.
Las fronteras, ese gustito personal.
Hablando de procrastinación, siempre ha quedado en el tintero escribir sobre las fronteras en general y sobre mi gusto particular por ellas. Ese corte que divide un pais de otro y que, en cuestión de metros separa leyes y (no siempre) costumbres, de alguna manera obtuvo desde hace muchos años un buen tiempo de mi atención. Cada frontera tiene aquello que la hace singular, diferente a las demás, sobre todo las que la separan una calle o, por la cercanía de las ciudades fronterizas, parecieran constituir la continuación de ciudades creando una gran urbe, como si la aduana fuera no más que un peaje. Hay ciudades hermanadas que conviven con relativa tranquilidad como La Quiaca – Villazón que separan a Argentina de Bolivia, otras que sirven para acceder en lancha a ciudades de difícil acceso por tierra (pienso en Livingston), algunas lejanas por tensiones históricas (Tacna distante por varios kilómetros de Arica para separar Perú y Chile) como también algunas particulares por situaciones un poco más cercanas en el tiempo como la frontera entre Colombia y Venezuela de la que ya escribí antes.
Con lo dicho, más que motivado y curioso ante la posibilidad de conocer otras ciudades fronterizas como Posadas y Encarnación, separadas por el río Paraná y unidas por el puente Internacional San Roque González de Santa Cruz.
Ir a Posadas y Encarnación, que viven y fluyen en consonancia, es ponerle tilde de concreción a una de las tantas ideas que por diferentes razones se fueron acumulando a favor de la postergación (y en contra de uno, por supuesto). Por lo pronto, llegado a la capital misionera, es cuestión de aprovechar el último día del carnaval en Encarnación, y de paso caminar un poco la ciudad.
Al otro lado del río, Encarnación.
La cercanía ofrece distintas modalidades de traslado. Las más utilizadas por los turistas que no cuentan con movilidad propia son: en bote, el tren que funciona a diario y el colectivo, que recorre buena parte de ambas ciudades y ofrece servicios desde las 6 am hasta las 19 hs aproximadamente. Sin embargo la información varía, no encontrando fuente fidedigna al respecto. Por lo pronto pareciera ser que para esa fecha en particular, los viajes se extienden hasta la noche, alrededor de las 23 hs. Para saber a ciencia cierta donde tomar el micro aprovechamos la aplicacion moovit que informa sobre los diferentes servicios de transporte público de la ciudad, incluido el internacional que cruza el puente.
El pasaje que tiene un costo de ARS$100 (febrero 2020) en sí es bastante corto, de sus 40 minutos aproximados de duración, talvez la mitad se pasan entre el sellado de salida de Argentina y sellado de entrada en Paraguay (y viceversa), aumentando y disminuyendo de acuerdo al horario en cuestión. El paréntesis entre la salida y entrada del país depara una situación particular, ya que el micro frena para que la gente baje a sellar su pasaporte/documento pero sigue camino, por lo que si uno es de los primeros en bajar posiblemente pueda seguir viaje en el mismo bus, sino, debe esperar 15 o 20 minutos hasta que llega el próximo (sin pagar otro boleto). La gente literalmente baja corriendo del movil para evitar la espera.
El bus recorre las av. Horacio Quiroga, San Roque Santa Cruz e Irrazabal con la posibilidad de bajarse a pocas cuadras del corsódromo donde se lleva a cabo los festejos carnavalescos. Siendo horario temprano para acceder, aprovechamos para caminar por la costanera que ofrece una interesante vista de la ciudad de Posadas, justo enfrente. Además se observa buen movimiento de gente que aprovechan el fin de semana con múltiples ofertas de esparcimiento. Se percibe un ambiente bastante familiar. En la zona de Playa San José se concentra la mayor cantidad de personas que disfrutan de cálidas aguas.
Al anochecer queda la posibilidad de acceder al corsodromo a disfrutar de las diferentes carrosas que asisten de diferentes puntos del país. Se observa que en general se disfruta bastante del carnaval y da cuenta de que por ello se trata del más importante de Paraguay. Al finalizar el evento, los asistentes copan la calle para continuar la fiesta movida y popular, mientras las luces de los bares cercanos a la Playa atraen a los demás a que escapan del sorpresivo (por la fecha y relativo) frío. Finalmente optamos por volver a Misiones en taxi, conducido por Carlos, quien resulta ser de buena charla, ejemplo en su vida misma de la confluencia entra ambas ciudades como también consciente del legado histórico de la Guerra de la triple Alianza que justamente se acercaba en esos día a su aniversario 150 de su culminación. Para llegar a suelo argento debemos esperar más de media hora en el puente internacional debido a la interminable fila de autos que van apilándose para regresar a Argentina culminados los festejos. Situación propicia para vendedores de chipá que caminan ida y vuelta el extenso puente ofreciendo el producto recién salido del horno aprovechando compradores como nosotros, gustosos del bienvenido «bajón».
Sobre el hospedaje
Luego de decidir la zona a conocer, quedaba pendiente la elección de la ciudad donde buscar hospedaje. Las opciones en Encarnación duplicaban el precio a la de la capital misionera, por lo que Posadas terminó siendo la elegida y dentro de ella, el complejo La Aventura resultó ser un gran lugar para descansar y aprovechar. Se trata de un amplio complejo con cabañas y habitaciones con capacidad variada. Cuenta con una piscina que ofrece buena comodidad en un ambiente arbolado por el que asoma una buena vista del río, que bordea toda la ciudad. Así mismo, el complejo cuenta con un tranquilo muelle que prometimos utilizarlo para tirarnos al río, pero que finalmente no cumplimos. El lugar está bien cuidado y la atención fue la mejor. La única crítica en la que coincidimos es que esperábamos más variedad en el desayuno (al menos alguna fruta además del servicio de panificación). El ambiente en sí es familiar y se aprecia mucha gente que opta por La Aventura para hacer base y desde allí salir día a día a los diferentes puntos turísticos cercanos.
Pateando Posadas.
La ciudad se presenta como agradable y tranquila. Por su relativo pequeño tamaño (en comparación con otras capitales argentinas) permite llevarse un buen pantallazo de su dinámica realizando una extensa caminata conectando sitios destacados de la misma. Particularmente aprovechamos el «bondi» para dirigirnos de La aventura hasta Playa El brete, que nos regala buenos momentos de relax y natación. Se congrega buena cantidad de gente que disfruta del sol y agua pero sin llegar a ser un lugar atestado. Todo lo contrario, buena distancia separa los diferentes grupos de personas que deciden pasar el día allí.
Sorpresivamente pasadas las 17.30hs los guardavidas dan aviso a los bañistas para que abandonen las cálidas aguas, a causa de la (posible) presencia de palometas. Momento propicio para aplicar la famosa frase de Homero «y este es mi pie, para retirarme» y comenzar la caminata por Costanera, digno ejemplo de la importancia del espacio público en la fisonomía y desenvolvimiento mismo de una ciudad.
En todo momento se cruzan buenas ideas de lo interesante que debe ser vivir en una ciudad que dispone de esos paseos. Luego de aproximandamente media hora de caminata se llega al Monumento a Andres Guacurarí, considerado para muchos, el máximo héroe misionero (primer y único gobernador guaraní de la zona). Desde allí se puede acceder a una importante arteria de la ciudad que es la Avenida Roque Perez que, como varias calles de Posadas, seduce los sentidos a partir de aromas florales y frutales que convidan su arbolado.
El siguiente punto de interés es la Plaza 9 de julio que tambien regala una generosa arboleda compuesta por pino paraná, lapacho, timbó, palo rosa, palmeras, jacarandá y chivatos, ideal para el verano, donde se concentran muchos bancos y negocios, además de la casa de gobierno y la catedral.
Finalmente nuestro recorrido culmina en el parque Repulica de Paraguay llamado así por ser una donación del gobierno del vecino país, en agradecimiento por el auxilio prestado por la sociedad posadeña a los habitantes de Encarnación, luego de un tornado que azotó la ciudad paraguaya. Frente al Parque Paraguayo se encuentra el Anfiteatro Municipal «Manuel Antonio Ramírez» donde se llevan a cabo espectáculos folklóricos de música y cantos regionales. Este parque, al estar sobre un acantilado permite disfrutar de una magnífica vista hacia parte de la costanera y río Parana, siempre acompañados de las luces de la ciudad en Encarnación, a su vez que recibe una buena corriente de aire, que lo hace aún más interesante estando en una ciudad conocida por sus temperaturas tropicales.
Para la próxima
Siguiendo el nombre del título, se puede concluir que una escapada de 3 días no da margen para recorrer mucho más, teniendo en cuenta además, que no contar con movilidad propia genera una gran desventaja al quedar dependiendo de horarios y servicios que muchas veces no se ajustan a las posibilidades de cada uno. Por lo observado y conversado con locales, Misiones es una provincia que tiene muchísimo para recorrer, mas allá de las Cataratas del Iguazú. Posadas es el punto de partida que aceita la manija mental para imaginar nuevas rutas y nuevos sitios para pasar el rato. Eso sí, para la próxima.
Consejo al Viajero 
Muy bueno tu blog..
Hasta que volvamos a poder viajar seguros, leer blog de viajes es otra manera de viajar, recordar o descubrir sitios desconocido y sacar ideas para preparar la próxima «escapada» y salir “disparados” en cuanto podamos.
Te invito a que le eches un vistazo también a mi blog, ¡genial poder compartir experiencias viajeras!.
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Gracias che! Asi es, mientras tanto leer es un buen camino. Ahora lo veo. Saludos!
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